La codificación con tinta invisible en el campo del marcaje industrial suele utilizarse para aplicaciones de trazabilidad o seguridad que quieren mantenerse ocultas a ojos del consumidor final.
Es importante recordar que esta tinta se vuelve visible frente a la luz ultravioleta, por lo que es muy sencillo realizar verificaciones de seguridad durante el proceso productivo.
Una vez el envasador rellena el envase, se realiza un segundo marcaje con información como el número de lote del refresco o su fecha de caducidad. Datos de valor primordial para el consumidor final, por lo que se realizan con tinta negra estándar.
De esta forma se oculta la información de trazabilidad interna solo útil para el fabricante, evitando que el consumidor final pueda confundir ambas informaciones.
Otro uso habitual de la tinta invisible es en la industria de la alta cosmética. En un sector donde las falsificaciones de producto son uno de los problemas principales, los marcajes invisibles son una importante herramienta defensiva para los fabricantes.
La aplicación más típica es el marcaje del packaging del producto con códigos de seguridad. Esto permite a las cadenas de distribución (perfumerías, farmacias…) verificar el origen y la autenticidad de las mercancías. Y a los grandes fabricantes de lujo poder realizar una trazabilidad exhaustiva del recorrido de sus productos.
En este caso y debido a las especiales características del sector cosmético, el marcaje se realiza con tinta invisible para guardar la estética del producto y no ensuciar el pack con información sin interés para el consumidor.
La tercera aplicación habitual con tinta invisible es en el sector de las artes gráficas. Principalmente se utiliza para imprimir códigos de seguridad en documentación oficial, billetes o cupones promocionales. En este caso la tinta invisible se usa como herramienta anti falsificación y es una medida de seguridad adicional importante para la verificación de los documentos.