RFID: Errores que no se deberían cometer, pero se cometen.

Pensar como si no tuviéramos en cuenta Instagram.

Históricamente, uno de los primeros errores fue el de seguir pensando como si no tuviéramos cuenta en Instagram a la hora de diseñar nuestro sistema RFID. A finales de los 80 y comienzos de los 90 una gran empresa textil decidió montar un gigantesco laboratorio de experimentos RFID para, de alguna forma, diseñar el futuro de la tecnología RFID en el mundo del retail y, para ello, decidió que toda la información de una prenda, de un producto, iba a residir en el tag y que este iba a acompañar a la prenda durante el ciclo de vida, donde se iba a ir añadiendo cada vez más información a ese tag.

Esto nos llevaba a unas necesidades de memoria en el tag realmente importantes. Claro, quienes diseñaron, quienes concibieron este sistema inicialmente a finales de los 80, comienzos de los 90, no tenían cuenta en ninguna red social. ¿Por qué? Pues porque Internet era algo académico, no era algo de dominio público. Pero sucedió que antes de que explotara el boom de la tecnología RFID vino el boom de Internet y con él el boom de un mundo conectado.

Hoy en día, no tiene ningún sentido seguir pensando en que el Tag va a almacenar mucha información relativa a un producto, cuando realmente lo que necesitamos es que nos indique su modelo, el tipo de producto, y un número de serie. Una información con la que podamos acceder a una base de datos bien sea privada o bien sea pública, pero online, donde podamos anotar y extraer toda la información relativa a esa pieza de un producto en concreto, a su historia, su ciclo de fabricación, su ciclo de vida, etcétera. De esta forma, no necesitamos tanta capacidad. De esta manera nuestra aplicación puede utilizar una memoria, entre comillas, ilimitada y puede evolucionar dinámicamente sin necesidad de que varíen las características del Tag.

Este es el que podríamos considerar como el primero de los grandes errores que, a veces, cometemos al diseñar un sistema de RFID y es el de seguir pensando como si no tuviéramos cuenta en Instagram, en Tik Tok o en cualquiera de las múltiples redes sociales. Pero si no tenemos cuenta en Instagram, ni en Tik Tok, seguramente dado el sector laboral en el que estamos sí que tendremos alguna cuenta en LinkedIn y si no tenemos ninguna, pues ya nos estamos abriendo una cuenta en Infojobs, porque la vamos a necesitar muchísimo.

Confundir la radio con la televisión.

Otro error clásico que se suele cometer en el mundo de la RFID es el de confundir la radio con la tele. Esto parece un poco absurdo y en nada relacionado, pero no es así.

Viene al caso porque a veces pensamos que, como hemos oído que la RFID elimina todos nuestros problemas de lectura, etcétera, vamos a poder utilizarla para cualquier tipo de aplicación y decidimos, por ejemplo, utilizarla para un inventario posicional; vamos a leer una ubicación y vamos a leer lo que está en el hueco de dicha ubicación.

Bien, pero nos olvidamos de que el código de barras, si bien puede tener problemas de lectura, nos auxilia para resolver estos problemas de lectura el hecho de que de fábrica, los humanos venimos con dos grandes detectores de código de barras, uno a cada lado de la nariz.

Olvidamos que con nuestros ojos podemos ver donde está apuntando el código de barras y, si es un escáner con su rayita, podemos ver incluso si cubre o no cubre la totalidad del código y podemos ver si el código de barras está dañado o si corresponde a un producto que no es el que leemos o el que queremos leer, sino que es el producto que está en la balda de arriba o en la balda de abajo. Mientras que esto lo tenemos muy fácil, es como la televisión ya que, de alguna forma, estamos en el espectro de ondas visibles, cuando trabajamos con la radio, es decir, con la RFID, no estamos en un espectro de ondas visibles, sino que estamos utilizando el espectro radioeléctrico donde no tenemos ningún detector que nos diga dónde está apuntando nuestra antena. ¿Qué es lo que estamos leyendo? Y cuando vamos a leer un artículo, igual leemos el de arriba o el de abajo. Es decir, no pretendamos hacer un inventario posicional fino con RFID porque no lo vamos a lograr.

Podremos hacer un inventario fantástico por zona, por pasillos, pero no por huecos. Rápidamente pasamos nuestro terminal móvil y leemos todo lo que está en una estantería o en una habitación, pero no exactamente en un punto en concreto, porque no nos va a leer solamente ese punto, sino todo lo que está al lado, cerca, etcétera.

Y además no vamos a saber exactamente si es el producto que estamos apuntando de frente o el de su izquierda, el que nos está llegando en ese momento En cambio, sí lo podemos hacer con el código de barras usando esos dos maravillosos detectores que nos dio la naturaleza, que no tenemos con la RFID, es decir, estamos hablando de radio y su campo de actuación. Conclusión: no confundamos nunca la televisión con la radio.

Seguir creyendo que el tamaño no importa

De nuevo, otro error clásico, seguir pensando que el tamaño no importa. Pues sí. Y bastante. Y decimos esto porque en muchas ocasiones alguien se acerca y nos dice que quiere colocar Tags RFID pequeñitos de 2 mm en piezas de joyería o algo así. Con esa medida igual el chip sí que entra, pero no la antena. Por lo menos, una antena capaz de recibir las ondas del lector y extraer la suficiente energía como para poder emitir la respuesta.

Entonces, pues sí, desgraciadamente y como siempre, el tamaño, sí importa. Recordemos, nuestra aplicación no depende solamente de un chip, depende, sobre todo y básicamente, de dos antenas: una, la antena del lector (aquí no suele haber problemas). Otra, la antena del tag y aquí sí que suele haber grandes problemas. Dependiendo del material sobre el que está ubicada, de la distancia de lecturas, etc… las dimensiones adquieren un aspecto crítico.

No nos olvidemos nunca de esto cuando nos pidan que a ver si no podemos encontrar un tag de 4 mm cuadrados, les diremos que nosotros lo podremos encontrar, pero que quien no podrá probablemente encontrarlo nunca será el lector para proporcionar una lectura adecuada.

No tener en cuenta que, como en el bolero, la distancia es el olvido

Finalmente, un problema clásico es el de no tener en cuenta que, como en el bolero, en la RFID la distancia es el olvido y aquí nos vamos a detener a hablar un poco de la distancia, que es un elemento importante, la distancia de lectura, Y del olvido. El olvido, esa maravillosa facultad que nos hace despreciar aquello que ya no necesitamos o no necesitamos recordar.

Hemos oído siempre que con la RFID podemos leer a gran distancia utilizando los tags y lectores adecuados, etcétera. Y es así, efectivamente podemos leer a gran distancia, incluso sin tener visión directa del tag . Esto, que a veces viene muy bien, pero también sucede que a veces, efectivamente, podemos leer a gran distancia los tags que están pasando por una puerta. Hemos colocado una serie de antenas y leemos perfectamente tanto los tags que pasan por esa puerta como los tags que pasan por la puerta de al lado, que también tiene su arco, pero que los leemos también directamente en el arco de esta.

Y también sucede a veces, que vamos a leer con un lector portátil el contenido de una caja de un pedido, para comprobar que es exactamente lo que enviamos, y además de lo de la caja, leemos cuatro o 5 cosas que andan por allí cerca o incluso leemos el contenido de nuestra caja y la mitad del contenido de otra caja que está a metro y medio. Todo ello porque no hemos puesto las precauciones adecuadas para olvidarnos de todo aquello que no necesitamos, es decir, de todas aquellas lecturas que no son las que deseamos y que por aquello de estar dentro de la distancia a la que puede leer nuestro lector, estamos leyendo y tenemos que olvidar.

¿Cómo hacemos para olvidar? Bueno, en el caso de la RFID es relativamente sencillo, o por lo menos es más sencillo que para un adolescente olvidar a su “crush”. ¿Cómo? Colocando barreras que nos hagan olvidar. Puras jaulas de Faraday, cosas así. Si vamos a leer el contenido de una caja que está saliendo del almacén para subir a una furgoneta, lo podemos hacer, por supuesto. Pero dentro de un cajón metálico o en el interior de un túnel metálico colocado sobre el camino de rodillos por donde discurre la caja, para que haga de jaula de Faraday que nos asegure que lo que estamos leyendo es lo que está en el interior y no nada que esté cerca.

¿Y cuando estamos trabajando en portales sobre puertas? Entonces tenemos que utilizar mecanismos de multiplexado, de tal forma que, cuando estemos leyendo en una zona no lo hagamos en otra, para así poder filtrar después de forma informática las lecturas que no nos interesan.

Con lo cual, estamos leyendo ese tag para después. Digamos aquellas lecturas por debajo de un determinado nivel, lo que podemos también hacer jugando con los parámetros del lector, tanto los de potencia como los del nivel de señal-ruido, para así aceptar sólo la lectura de los tags cercanos. Para que la distancia sea el olvido de las lecturas innecesarias.

En Labelmarket contamos con más de 20 años de experiencia integrando proyectos de Identificación por Radiofrecuencia y con los profesionales adecuados para cada necesidad, con el fin de evitar a nuestros clientes éstos y otros problemas que podrían aparecer en una instalación de RFiD.

 

 

Sobre Labelmarket: Labelmarket es fabricante e integrador de sistemas de identificación, codificación y trazabilidad para la industria en general. Es una compañía de alto nivel tecnológico cuya decidida inversión en investigación y desarrollo le ha convertido en uno de los referentes del sector.

Para más información, por favor, contacte con:

Esteban Medina: (+34) 680 180 090

emedina@labelmarket.es

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