No sé si ustedes tienen la misma sensación que yo, quizás estoy profundamente equivocado o quizás encuentre en su lectura comprensión y apoyo. Ojalá sea así. Siento, percibo y creo que el mundo vive en una constante tensión, una lucha permanente que tensa la cuerda lo suficiente para que no lleguemos a caernos si bien es cada vez más difícil mantener el equilibrio (y la cordura).
Cualquier asunto, desde el más insignificante al de envergadura planetaria, es tratado en la dialéctica del conflicto en la opinión pública y en la actitud individual, y los matices, los grises, los puntos medios, la virtud griega en definitiva, se desvanece y evapora porque las fuerzas que crean la tensión, tirantes y extremas, centrífugas y sordas, prevalecen y dominan, se adueñan del relato, lo desfiguran y alejan de la realidad, que suele estar atrincherada en los pliegues donde nadie mira.
Y sí, no teman, he venido hasta aquí para hablar sobre tendencias de envasado o de packaging más bien, porque a veces hemos de recurrir a otros idiomas no por esnobismo sino por concreción, porque, en este caso, dejaríamos demasiadas veces fuera de campo al embalaje.
Y es que en el packaging alimentario las tendencias son también de extremos entre la necesidad y la obligación, entre la utilidad y el medioambiente, entre el beneficio y el coste. A estos dos sí que no hay quien los reconcilie.
También, más allá del enfrentamiento entre la economía y la ética (tan de moda en estos días) les hablaré sobre las tecnologías que se están desarrollando en la actualidad y las que llegarán en el futuro, que proponen y plantean un avance sin precedentes a todos los niveles en el sector del packaging.
Pero antes de adentrarnos en las tendencias e imaginar cómo será el futuro, nos detendremos en nuestro particular conflicto entre extremos.
El packaging alimentario en la sociedad actual
En las últimas décadas, el packaging para alimentación ha evolucionado con la incorporación de tecnologías que han permitido mejorar aspectos esenciales tanto para la industria como para el consumidor. Esta evolución tecnológica ha permitido la mejora de la calidad, el incremento de la vida útil de los alimentos y una mayor seguridad alimentaria. Como contraprestación, algunos de los materiales y métodos utilizados no son percibidos como sostenibles por algunos consumidores, que consideran que se utilizan en exceso en los puntos de venta y demandan el uso de otros materiales o, directamente, siempre que sea posible, prescindir de ellos.
Son dos fuerzas en tensión constante que determinan la gran mayoría de acciones que se están llevando a cabo en este terreno y que subyacen en los escenarios de futuro del sector que ahora proponemos, las tendencias que analizo a continuación.
La sostenibilidad
Más de la mitad de los consumidores manifestaron en una encuesta elaborada por Accenture el pasado año que estarían dispuestos a pagar más por productos sostenibles diseñados para ser reutilizados o reciclados.
En particular, los plásticos se percibían como el tipo de embalaje menos respetuoso con el medio ambiente, citado por más de las tres cuartas partes (77%) de los consumidores, y los productos de papel percibidos como los más ecológicos, citados por el 55% de los encuestados.
Es solo un ejemplo de lo que parece un secreto a voces en la producción de alimentos y packaging alimentario a nivel mundial: los consumidores demandan productos sostenibles en envases sostenibles, elementos que se han convertido en una variable diferenciadora a la hora de decidirse por una marca u otra.
En este contexto, la industria alimentaria y cárnica trata de adaptarse a estas demandas. Las empresas trabajan en la transparencia informativa sobre cuestiones como la huella de carbono de sus envases, la eliminación final de su vida útil, las credenciales de materiales renovables y libres de plástico y el uso de mensajes más detallados y notables en el envase.
En el sector cárnico, la apuesta futura pasa por el envasado flexible.
La nueva vida de los plásticos
Aunque forma parte de la rama de la sostenibilidad, lo tratamos de manera individual porque la utilización de los plásticos ha centrado la agenda en los últimos años y la seguirá centrando en el futuro.
La industria alimentaria está invirtiendo fuertemente en los plásticos reciclados en un intento de superar las barreras universales de costes y suministro. Con el objetivo de ser pioneros en el cambio de los plásticos vírgenes a los plásticos reciclados de calidad alimentaria, Nestlé se comprometió recientemente a obtener hasta 2 millones de toneladas métricas de plásticos reciclados de calidad alimentaria y asignó más de 1.500 millones de euros para pagar una prima para estos materiales desde ahora hasta 2025.
En este sentido, AIMPLAS, Instituto Tecnológico del Plástico, está desarrollando el proyecto ENZPLAST2, respaldado por el IVACE, Instituto Valenciano de Competitividad Valenciana, cuyo objetivo es desarrollar nuevos procesos más sostenibles para la producción, el reciclado y el compostaje de los plásticos.
El cartón, en continuo crecimiento
El auge del comercio electrónico, que ha vivido su explosión durante el periodo de confinamiento por la pandemia de la covid-19, ha motivado una creciente demanda de los envases de cartón, que son utilizados para el embalado de la gran mayoría de las compras por este medio, tanto de alimentos como de non food, debido a su mayor sostenibilidad y comodidad logística.
En este ámbito, las principales compañías de distribución están comenzando a seguir el esquema de Frustration Free Packaging (FFP) de Amazon. Comenzó con carácter voluntario hace una década, pero desde el 1 de octubre de 2019 la compañía de Bezos hace cumplir sus requisitos para un embalaje más duradero y sostenible a través de sanciones financieras en EEUU, Canadá y varios países europeos.
Esta iniciativa pone en primer término la necesidad de ajustar al máximo el embalaje al producto que transporta, algo en lo que las cajas a medida pueden ayudar mucho. La idea es reducir el volumen de embalaje utilizado en los pedidos y mejorar la experiencia de compra del usuario, que termina con el unboxing del producto.
Cada vez más las compañías abogan por un embalaje que incluya lo estrictamente necesario, sin incluir embalajes innecesarios; que sea muy fácil de abrir por parte del usuario; y que además sea 100% reciclable.
Internet del packaging
A medida que las tecnologías de IoT se vuelven ubicuas, los códigos QR, Near Field Communication (NFC) y blockchain se implementan cada vez más como herramientas para elevar el compromiso y la transparencia. En China, el 50 % de los consumidores escanea códigos QR varias veces a la semana, principalmente con la esperanza de obtener recompensas financieras, según una encuesta reciente de consumidores de SIG.
Danone ha lanzado recientemente un servicio de datos de código QR dual para aplicaciones de fórmulas para bebés que brinda a los consumidores y minoristas una mayor transparencia en el viaje de la granja a la mesa del producto.
Los envases “vivos”
Fomentado por el sentimiento antiplástico y el deseo de encontrar soluciones más ecológicas para la eliminación de envases, los envases biodegradables y compostables están llegando al mercado en mayor número y con una mayor sofisticación. European Bioplastics (EUBP) ha pronosticado un “crecimiento dinámico” en la industria global de bioplásticos, en la cual el envasado sigue siendo el mayor campo de aplicación con casi el 53 % del mercado total de bioplásticos en 2019.
Innova Market Insights ha registrado un crecimiento del 16,4 % en productos de alimentación y bebidas que utilizan envases biodegradables y un crecimiento del 53,9 % en opciones compostables.
Envasado inteligente
Se trata de un sector que lleva años avisando, pero parece que empieza su verdadero auge. El informe “The Future of Smart Packaging to 2021” de Smithers Pira indica que el envase inteligente crece de forma vertiginosa y el sector está valorado ya en 5.300 millones de dólares, aunque su crecimiento previsto es del 8% y se calcula que alcanzará un valor de 7.800 millones en 2021.
El embalaje inteligente también rastrea varios parámetros como el pH, la temperatura y la fermentación para garantizar la frescura, el sabor, la calidad y el cumplimiento de los estándares de salud.
Vínculo emocional
Los consumidores no solo quieren un producto. Quieren ser parte de una historia. Los estudios de neuromarketing han revelado que las personas se ven afectadas por las emociones, más que por la información, al tomar decisiones de compra.
El envasado juega un papel importante a la hora de apelar a las emociones del consumidor y es una de las tendencias en la actualidad en el sector.
Transparencia en el etiquetado
Según el estudio, “Envasado y comportamiento del consumidor 2020” de Bizongo, el 38% de los consumidores están dispuestos a comprar un producto recién lanzado cuando la información es clara y satisface su necesidad informativa.
Las personas son cada vez más conscientes de lo que comen. Aunque el envase de alimentos contiene información sobre los ingredientes, leer la letra pequeña puede ser difícil y les resulta molesto. Las empresas están adoptando envases transparentes y etiquetas claras para enumerar el contenido del producto.
Personalización del envase
La personalización ha sido una parte crucial del envasado de alimentos y es una de las principales tendencias. Según Deloitte Consumer Review, más del 50% de los millennials y Gen Z expresan un deseo de productos personalizados. Con el aumento de las velocidades de producción y las posibilidades de flexibilización que aporta la industria 4.0, la personalización de los envases de alimentos es una realidad.
Este artículo es un extracto del reportaje “El envasado del futuro” publicado en la revista eurocarne.